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La nueva oportunidad de la Izquierda

Publicado: 2012-01-06

La caída del gabinete Lerner  ha sido vista como la salida de la izquierda de la alianza que llevó a Ollanta Humala a la presidencia, y por lo tanto, como su temprana derrota.   Aún con su dispersión e inorganicidad, en la percepción pública, Gana Perú como alianza electoral representaba una propuesta de cambio  radical,  con fuertes elementos contestatarios que fueron moderándose en la campaña electoral y desembocaron en la hoja de ruta de la segunda vuelta. La concertación de centro izquierda que aseguraba el cumplimiento de las promesas electorales, el manejo económico ortodoxo y las concesiones a los poderes fácticos, se recubrían de una tímida legitimidad con Salomón Lerner como premier.

En realidad, la presencia de la izquierda en el ejecutivo  luego del reajuste de derecha de la segunda vuelta presidencial,  se justificaba por su pretensión de disputarle a las fuerzas conservadoras  la dirección política del nuevo gobierno. Sobre todo si se toma en cuenta que el proyecto político se encontraba bajo el liderazgo de un hombre que se había comprometido desde el 2006 con la “gran transformación”, pero que a la vez carecía de un partido consolidado y de una propuesta ideológica sin ambigüedades. Humala en todo caso era el líder circunstancial del que carecía la izquierda peruana, poco afecta a la renovación de sus dirigentes y a la jubilación de sus viejos cuadros políticos, responsables en gran medida del fracaso de los ochentas.  El levantamiento popular de Cajamarca contra el Proyecto Conga y la respuesta presidencial,  que cerró filas a favor de la gran minería en el Perú, rompió tempranamente con una alianza en la que pocos en el fondo confiaban ciegamente.

El nuevo escenario político, que puede resumirse en una militarización del gobierno  bajo la centralidad de un caudillo populista, una reorganización de los poderes fácticos alrededor del régimen y una desintegración de la coalición electoral que triunfó en las últimas elecciones, no es necesariamente perjudicial para la izquierda.  O en todo caso, no configura una situación apocalíptica para los grupos de izquierda que intentan reconstruirse desde el 2000, afectados por una marginalización electoral y mediática. Aún con un agravamiento del conflicto social y una fascistización del ollantismo, la constitución de una oposición de izquierda puede lograr su engarce con el treinta por ciento del electorado que a estas alturas se debe sentir traicionada por su candidato.

Otros aspectos específicos que refuerzan las ventajas de la izquierda están relacionados con su actuación política postelectoral. En primer lugar, han adquirido una renovada presencia mediática ante la ciudadanía en el marco de las tensiones y contradicciones del naciente gobierno,  al exigirle desde distintos espacios el cumplimiento de sus promesas de campaña. En segundo lugar, ha logrado colocarse a la cabeza del movimiento social en Cajamarca, a través del único partido orgánicamente consolidado, que coincidentemente preside el gobierno regional. Finalmente, ha conseguido organizar una campaña mediática articulada y coherente frente a las pretensiones del gobierno de continuar con las políticas neoliberales seguidas durante los últimos veinte años.

Las carencias actuales de las fuerzas de izquierda son fundamentalmente orgánicas.  El no contar con un partido que centralice su diversidad y neutralice sus antagonismos, debilita su propuesta programática que no es otra que la de Gana Perú, es decir, la prematuramente olvidada “gran transformación”. Sin embargo, si se toma en serio el volverse nuevamente en alternativa de gobierno, tendría que proponerse articular sus tribunas mediáticas, su presencia regional y su aún débil influencia parlamentaria. Un bloque político que cuente con un despliegue en estos espacios se torna en temible para el poder hegemónico, solamente si detrás de aquellos actúa una estructura partidaria renovada, una fuerza política con una nueva legitimidad y por lo tanto con nuevos dirigentes que realmente busquen construir otra coalición dominante en el país.


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